24 sept 2010

TU NO HACES EL CAMINO, EL CAMINO TE HACE A TI


Artículo publicado en el Oriente de Asturias.
El pasado Domingo tuvimos por segundo año la oportunidad de recorrer la parte del Camino de Santiago que recorre Ribadedeva. En esa ocasión el punto de partida fue el antiguo Monasterio de Santa María de Tina, subimos hacía Pimiango por la Senda Costera y nos dirigimos por una pronunciada bajada hacia las Bajuras de Pimiango y Bustio. Allí nos esperaban otro grupo de caminantes para unirse a nosotros y continuar por el Camino del Cantu, parar en la Capilla del mismo nombre y de allí al Santo Cristo del Bau, festividad que se celebraba ese día.
Cuando recorres un camino, largo o corto, pero con el especial sentimiento que envuelve una peregrinación, te das cuenta que no es solo una caminata mas, como puedes hacer cientos al monte.
En el momento que te encuentras en el punto de partida y comienzan a llegar los que van a ser tus “compañeros de fatigas” comienzas a sentir esa complicidad de la que va a depender el éxito de tu camino y del de los demás, puesto que nadie es nadie sin el apoyo del compañero que va a su lado.
Y comienza el camino y se van sucediendo las dificultades, las fatigas, los dolores, en algunos momentos incluso el desanimo, pero siempre hay alguien que junto a ti comparte un paisaje cuya magnificencia supera todos los sinsabores de tu andar, otro te ofrece una botella de agua o una onza de chocolate, que te recargan las pilar para continuar... alguien con cara de una alegría inmensa te dice “vamos que ya estamos llegando, un poco mas y ya está”, aunque sabes perfectamente que siente el mismo cansancio que tú.
Si nos fijamos bien es tan solo (y nada menos) que un resumen de la propia vida... en ella se suceden las fatigas, los dolores, pero siempre, siempre hay gente a nuestro lado que nos hace ver la luz del cielo, el azul del mar, y sobre todo que nunca estás solo, que siempre a tu lado hay alguien que, aun estando peor que tu, es capaz de sonreír, tenderte la mano para continuar, ofrecerte un trocito de chocolate que endulce tus amarguras o un poco de agua que refresque tu alma. Y solo si somos capaces de ver y sentir todas estas cosas, el camino y la vida valdrán la pena (pese a todo y por encima de todo).
A todos los que os calcéis las botas en algún momento BUEN CAMINO y a los que aun no lo hayáis intentado, no perdáis la ocasión de experimentar algo tan sencillo y tan bonito como es todo aquello que nos rodea cada día y no apreciamos si no tenemos la oportunidad de vivirlo con calma, con esfuerzo, … con paz.

1 comentario:

  1. Cuando el viento arrecia,no olvides: Siempre echaremos los aparejos contigo y siempre pescaremos juntos.SIEMPRE

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